jueves, enero 13, 2011

Entrega # 1

Y ese día ella supo quién era yo, me miro con el mismo desprecio de siempre, y me propinó una cachetada.

En todos estos años conviviendo en el día a día, ni ella ni nadie se habían imaginado jamás lo que sucedía, nadie había pensado siquiera lo que sucedía entre ** y yo. Nadie lo había sospechado.
Nos conocimos por casualidad un jueves de enero, hacía mucho frío y era su cumpleaños, a pesar de eso, estaba sentado solo en una fuente de aquél parque al que tanto me gustaba ir. Sin saber por qué me senté a su lado y le sonreí con una sinceridad que hasta a mí me sorprendió.

Inesperadamente, se acercó, me tomó del cuello y con una lágrima rodando su mejilla derecha, me besó.

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